Los miomas son tumores benignos del músculo que conforma la pared del útero. Es una patología sumamente frecuente y que puede presentar variados síntomas dependiendo de su tamaño, número de miomas y localización en relación a las capas de la pared uterina.
Si crecen exclusivamente en el espesor de la pared uterina reciben el nombre de Miomas Intramurales
Cuando su crecimiento es predominantemente hacia el exterior, hacia la serosa uterina, se denominan Miomas Subserosos
Cuando crecen hacia el interior del útero, por su contacto con la mucosa que reviste el interior uterino, reciben el nombre de Miomas Submucosos.
Esta información es muy importante, porque los Miomas Intramurales y Subserosos deben ser tratados con una Cirugía Laparoscópica, mientras que los Submucosos se los trata con una Histeroscopía Quirúrgica (ver apartado correspondiente).
Los síntomas de los miomas pueden ser:
Sangrados Uterinos Anormales (lo más frecuente)
Constipación (por compresión de recto)
Aumento de frecuencia de las micciones (por compresión de vejiga y su poca distensión)
Pérdida de Orina de Esfuerzo (por compresión de vejiga)
Infertilidad
La MIOMECTOMÍA es la extracción quirúrgica del mioma, conservando el útero. Esto permite que esas mujeres puedan buscar un embarazo, pasado un tiempo de la operación. Puede realizarse por el método tradicional (abriendo el abdomen con grandes incisiones) o por vía Laparoscópica.
Las ventajas de hacerlo por laparoscopía son enormes para la paciente:
Incisiones Más Pequeñas
Menos Riesgo de Infección y Sangrado
Menos Dolor en el Postoperatorio
Menor Tiempo de Internación
Más Rápida Recuperación Postoperatoria
Reincorporación Precoz a las tareas habituales
Cicatrices Más Estéticas
Por todo esto, la primer opción para realizar una Miomectomía debe ser la Vía Laparoscópica, ya que no existen dudas en el beneficio para las pacientes. La mayoría de las Miomectomías que realizamos son por Vía Laparoscópica.
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